La Provenza. Un pequeño e idílico pueblecito, refugio de millonarios hastiados del trajín y las tentaciones urbanas. En mitad de un bosque, un día sucede un atropello. Una muerte violenta. ¿Muerte? ¿Violenta? ¿De verdad? A partir de estas interrogaciones, una bola hecha de suspense y paranoias va engordando la trama y dando forma a sus protagonistas, una antigua estrella de rock y un escritor de libros de terror en horas bajas, amigos ambos de la infancia.
El mal camino es trepidante, pero solo el ritmo no hace bueno una novela. Ni divertida. Tiene que haber unos personajes diseñados con coherencia, una ambientación creíble (y desasosegante) y un argumento que oscile entre la tensión inevitable y la información hábilmente repartida en dosis homeopáticas. La novela de Mikel Santiago combina vidas a la deriva, con faltas y culpas que emergen del pasado, pero sin caer en disquisiciones contemplativas y manieristas sobre el ser y su nada.
El mal camino es adictiva, sí, pero no engañosamente adictiva, como tantos productos (culturales o no). Engancha porque habla de manías universales (como la persecutoria), de conspiraciones silenciosas y esquivas, de existencias sobre las que cuelga el habitual cartel de 'peligro de derribo'. Yo disfruté leyéndola con ese gusanillo en la tripa permanente de cuando percibes que algo ajeno a lo cotidiano va a abordarte en mitad, dónde si no, del camino.
Título: El mal camino
Autor: Mikel Santiago
Editorial: Ediciones B
Año de edición: 2015
Tipo de edición: papel
PVP: 19 euros
Nacho Segurado
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