Un médico. Un todoterreno. Una
carretera nocturna. Un accidente. Un jabalí atropellado. Con estos elementos de
partida Joaquín Berges construye la trama de La línea invisible del horizonte (Tusquets, 2014), una novela coral
ambientada en un renacido pueblo de Aragón, a orillas del pantano donde se
sumergió la antigua villa, de la que solo asoma entre las aguas la torre de la iglesia.
La Línea invisible del horizonte es una obra de secretos. Casi todos los personajes ocultan uno. Desde Javier –el neurólogo cincuentón que huye sin fin, el forastero de ciudad que llega a ningún sitio– a Marina, la bella y solícita joven que primero, la misma noche del accidente, le elige como pareja para jugar un torneo de guiñote y luego le acoge amablemente durante una semana en su propia casa.
La Línea invisible del horizonte es una obra de secretos. Casi todos los personajes ocultan uno. Desde Javier –el neurólogo cincuentón que huye sin fin, el forastero de ciudad que llega a ningún sitio– a Marina, la bella y solícita joven que primero, la misma noche del accidente, le elige como pareja para jugar un torneo de guiñote y luego le acoge amablemente durante una semana en su propia casa.
Sinia, el pueblo de nueva planta, es un
entramado urbano como de juguete, igual que la moral que soportan sus
habitantes. Los recuerdos de todos ellos, de los viejos y de los jóvenes, no
está en sus relucientes casas, sino sumergidos a decenas de metros de profundidad. El
cementerio, la iglesia, los huertos, las historias, las personas. Todo aquello
que hace de un pueblo un teatro eterno
ha sido aniquilado por el bien del progreso.
Seguir profundizando en el libro
sería destriparos parte de la trama, y dado la obsesión casi ontológica que hay
últimamente por los finales, prefiero no tentar a la suerte de que pilléis un cabreo por mi culpa. Los secretos que
ocultan Javier y el resto de personajes tienen que ver con un pasado mal resuelto; no son pasados fuera de lo humano, pero sí dañinos o vergonzosos. Hasta ahí puedo revelar.
El silencio, la geografía, la camaradería
recién adquirida, la sensualidad primitiva y primordial, la lluvia y el reflejo espectral del embalse también son elementos importantes en la novela. Son los materiales físicos que los rodean y les sirven –bien de parapeto, bien de catalizador– para sus vidas. El libro, que comienza como una road-movie y evoluciona como un relato costumbrista, acaba con Javier –el médico– de nuevo conduciendo su coche y "tragándose las líneas discontinuas de la carretera".
Título: La línea invisible del horizonte
Autor: Joaquín Berges
Editorial: Tusquets
Año de edición: 2014
Tipo de edición: papel
PVP: 18 €
Nacho Segurado
Sígueme en Twitter @nemosegu
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Título: La línea invisible del horizonte
Autor: Joaquín Berges
Editorial: Tusquets
Año de edición: 2014
Tipo de edición: papel
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