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miércoles, 27 de mayo de 2015

Pista negra, de Antonio Manzini

Cuando uno se empacha de leer novela negra, tanto clásicas como las últimas novedades, a veces llega una sensación, un tanto triste, de que la capacidad para sorprender ya no es fácil de encontrar. O que cuando el escritor intenta con demasiado ahínco sorprender todo se vuelve algo tramposo o forzado. Como lector, a veces, te refugias en la calidez de esas novelas que, sin arrebatarte, sin abrirte las puertas de algo novedoso, te llevan a la sencillez del trabajo reconocible y bien hecho. Algo así como cuando llegas a casa después de una larga jornada de trabajo. Y te sabes en territorio seguro. Tan fácil, tan complicado.

Algo de esa sensación hay en Pista negra (Salamandra Black, 2015), de Antonio Manzini, como también ocurre en las novelas de Petros Markaris (como reseñaba hace nada el buen Nacho Segurado sobre la última travesura de Jaritos). Los dos mediterráneos y los dos bastante diferentes, pero 'algo' de eso hay en esas páginas.

Y, ojo, digo que sólo algo. No es completa la sensación porque, aunque sus tramas policíacas se puedan calificar de cumplidoras, ambos autores (de Markaris lo sabemos a ciencia cierta; de Manzini tendremos que esperar para comprobar la buena impresión dejada por su primera novela) han sabido destacar por más cosas que sus crímenes ficticios: la visión de la sociedad o, sobre todo, sus redondos protagonistas.

En Pista negra, la gran baza del escritor romano Antonio Manzini es el subjefe Rocco Schiavone. Un policía turbio, respondón, borde y arrogante, pero consciente de su encanto, un cosmopolita vividor alejado de Roma por un incidente. Manzini sabe que el misterio de su historia no es nada nuevo, así que decide jugársela a fascinar al lector con Schiavone: con su personalidad, con sus zonas oscuras, con sus trapicheos, con lo que oculta al lector...

Y funciona, vaya si funciona. Semanas después de terminar la última página, del crimen del cuerpo aparecido en la pista de esquí recuerdo esbozos y detalles (pero lo recuerdo). En cambio, a Schiavone, personaje redondo, le tengo en mente y sigo con ganas de leer más casos protagonizados por él.

A Manzini le ha salido una novela que se lee con la voracidad con la que los esquiadores bajan las pistas. Se paladea bien, cierra con nota (quizá con algún punto algo exagerado) y sabe crear un marco, en ambiente y en buenos secundarios, propio para ese gran personaje del que hablábamos. Y sí, también hay agudos detalles sobre el mundo en el que vivimos.

La novela euromediterránea (venga, más etiquetas, que había pocas) va viento en popa. ¿para cuándo más Schiavone?

David Yagüe
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Título: Pista negra
Autor: Antonio Manzini
Traductor: Teresa Clavel Lledó
Editorial: Salamandra Black
Año de edición: 2015
Tipo de edición: papel
PVP: 17 €

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