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lunes, 13 de abril de 2015

Cómo si masticaras piedras: sobrevivir al pasado en Bosnia, de W. L. Tochman



Estos días de apenas primavera he compensado el zumbido turístico por los huesecillos literarios con la lectura de un libro imprescindible no suelo tirar de adjetivos así: esta  ocasión lo mereceque rememora el doloroso final de osamentas más modestas. Europa. Los Balcanes. Finales del siglo XX. El libro se titula Como si masticaras piedras: sobrevivir al pasado en Bosnia (Libros del K.O., 2015) y fue escrito por el periodista polaco W. L. Tochman en el año 2002, cuando los rescoldos de la guerra humeaban aún sobre las lóbregas colinas y los millares de desaparecidos eran fantasmas mercuriales.

Hay un injusto desequilibrio entre el espacio-tiempo que dedicamos a informar de las guerras y el que concedemos a las posguerras. Los conflictos bélicos son todavía rentables: a los periódicos les reportan titulares y a los (ya pocos) intrépidos reporteros, prestigio y fama. Pero lo que viene justo después de la paz acostumbra a permanecer en un incómodo claroscuro que solo se ilumina si regresan las hostilidades. La vida tras una guerra, con sus miserias, escaseces y contradicciones se desarrolla en un escenario secundario, en un microteatro mediático espantoso y sin apenas público.

Por encima de sus virtudes estilísticas, que las tiene en grado sumo, Como si masticaras piedras es bonita porque se interesa por aquello que ya no interesa. Por las viudas y las madres que esperan con fortaleza indómita a que los despojos de hijos y maridos emerjan del magma anónimo de las fosas comunes para enterrarlos con dignidad. Por la heroica dedicación de los especialistas forenses que, pese a la escasez de medios y el aire insano que fluye de las heridas sin cerrar, buscan la verdad escondida en la doble hélice. Por el estupor que produce en las víctimas que los verdugos de tus seres queridos no solo campen a sus anchas sino que además ocupen tu casa, usen tu vajilla, duerman en tu cama.

Estos zarpazos de incómodo realismo que la vida cotidiana deja sobre la piel de los tratados son los que Tochman salva para la posteridad. La guerra de Bosnia avergonzó a Europa, impotente a la hora de frenar el odio étnico y el nacionalismo homicida, pero la posguerra de aquel conflicto también debería avergonzarnos. El diseño de los planes de paz la inversión económica en una zona desolada y empobrecida estuvo tan repleto de contradicciones que el resultado ha sido que las víctimas lo son doblemente. Con un lenguaje seco, casi notarial, Tochman va tasando el desgarro y la incredulidad de los supervivientes. "En cada uno de ellos veo un asesino", confiesa una mujer violada que camina por las calles ociosas de una pequeña población de la nueva Bosnia.

Es inevitable y humano generalizar. Todas las posguerras de todas las guerras, al menos de las más crueles las civiles han tenido un poco de todo lo anterior. En España nos lo vino a recordar hace décadas Roland Fraser. Para el caso de la antigua Yugoslavia tenemos las viñetas amargas de Joe Sacco. Además, ahora, este pequeño solo en tamañolibro de un autor inédito en español. Para los que aprendimos lo que es una limpieza étnica en el telediario de las tres de la tarde, hace ya un par de décadas, o los que asistimos a los juicios y las querellas por quítame aquí este genocidio, esta obra nos golpea de manera íntima. No es una lectura sencilla, ni agradable, tampoco complaciente. No es moralista, pero dispara cargas profundas de Moral y de Historia. A las nuevas generaciones, por estos motivos y otros que quizá yo desconozca, también les servirán bien.

Título: Como si masticara piedras
Autor: W. L. Tochman
Editorial: Libros del KO
Año de edición: 2015
Tipo de edición: papel
PVP: consultar en la página web

Nacho Segurado
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