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martes, 25 de noviembre de 2014

"Sólo me interesan aquellas novelas que respetan tres reglas básicas: conocer el pasado, comprender el pasado y respetar el pasado". Entrevista a Juan Vilches



Recientemente Juan Vilches (Alcalá de Henares, 1959), recogía el premio de novela de histórica "Ciudad de Cartagena" del año 2013 con Te prometo un imperio (Plaza & Janés, 2014). Nosotros aprovechamos esta ocasión para tener la conversación que teníamos pendiente con él tras las jornadas de novela histórica del mes de mayo. Como siempre un placer hablar con él. 

-“Te prometo un imperio” ya tiene una amplia andadura. ¿Cómo la ves ahora con algo de perspectiva? ¿Estás contento o cambiarías cosas de ese camino?

La novela se ha convertido en un gran éxito. A pesar del tiempo transcurrido, sigue funcionando, las ventas son estupendas y continúo participando en tertulias y entrevistas. No cambiaría nada de nada. La fórmula ha sido perfecta.


-¿Qué significó para ti, para tu carrera y para “te prometo un imperio” que ganaras el “premio Ciudad de Cartagena” en el 2013?

Como te puedes imaginar, estoy feliz y orgulloso por el  premio concedido. Con mi primera novela fui finalista del Premio Fernando Lara de la editorial Planeta; y ahora, con la segunda, he recibido el premio “Ciudad de Cartagena”, que es el premio de novela histórica más importante de este país. Haber sido galardonado con un premio que ostentan autores de la talla de Julia Navarro, María Dueñas, Santiago Posteguillo, Massimo Manfredi o Javier Cercas, sólo puede ser un motivo de alegría y satisfacción. Y además se da la circunstancia de que el Premio Ciudad de Cartagena no es un premio al que se presenta el autor, sino que un jurado muy estricto elige a la mejor novela histórica del año entre todas las publicadas, lo que supone un mayor reconocimiento a mi trabajo.

-Si Juan Vilches pudiera elegir conocer en la realidad a uno de sus personajes… ¿a quién elegiría?

Eduardo VIII, sin duda. Y si es posible elegir dos, incluiría a Wallis Simpson. Eduardo VIII y Wallis Simpson son dos personajes que, hoy día, siguen levantando pasiones. Eduardo ha sido el rey más querido y admirado por el pueblo británico, capaz de renunciar a todo un Imperio por el amor de una mujer plebeya, norteamericana y divorciada en dos ocasiones. Un cuento de hadas maravilloso. Pero bajo la apariencia de esa historia de amor tan perfecta, calificada por la prensa mundial como «la más bella historia de amor de todos los tiempos», intuía que había algo. Me puse a investigar y no me equivoqué. No todo era amor, sino que había mucho más.

-¿Cuánto tiempo te llevó preparar esta novela? Imagino que la documentación fue laboriosa. ¿Cómo sueles afrontar esta fase en tus libros?

Estuve unos dos años preparando la novela. Fue necesario leer muchos libros, muchas revistas, muchos documentos. Ha sido un trabajo agotador, porque de la visita de los duques de Windsor a España en 1940 no se había escrito absolutamente nada. Tuve que investigar a fondo para averiguar qué pretendían los duques en un país amigo de Alemania, cuando Inglaterra estaba en guerra contra los nazis. No te olvides que después de abdicar como rey de Inglaterra, Eduardo y Wallis se trasladaron a vivir a Francia. En mayo de 1940, las tropas alemanas invaden Francia, por lo que Eduardo y Wallis se ven obligados a abandonar su mansión en la Costa Azul. Pero lejos de escapar a un territorio «amigo», como Gibraltar, Portugal o la propia Gran Bretaña, tomaron la ilógica decisión de viajar a España, una nación amiga de la Alemania nazi y que estaba a punto de declarar la guerra a Inglaterra. ¿Qué pintaba aquí Eduardo? ¿Acaso pretendía firmar la paz con Hitler y recuperar la corona perdida? A partir de este viaje a España, Eduardo se convertirá en un personaje incómodo, conflictivo, incluso se le acusará de traidor. Ni el Gobierno inglés ni su familia jamás le perdonarán su comportamiento en Madrid, y será apartado por completo de cualquier acto oficial y castigado al ostracismo más absoluto. Con todos esos ingredientes, ¿cómo me iba a resistir a escribir esta historia?

-¿Eres un escritor muy planificado o prefieres ponerte a escribir y dejar que la historia fluya?

Hasta que no tengo toda la novela en la cabeza, no empiezo a escribir. Luego quizá cambie algo, mucho o incluso todo. Pero ya, sobre la marcha. Siempre me hago un guión muy detallado de lo que debe contener cada capítulo. Y solo entonces, empiezo a escribir. Si algo cambia, se debe a que los personajes cobran vida propia y se niegan a obedecer el guión que yo les había marcado.

-Ya sabes que hay lectores de novela histórica que van buscando el fallo histórico, el anacronismo que al autor se le olvidó corregir, etc… ¿Qué prefieres, una novela histórica documentada con profusión hasta el detalle más nimio y así evitar este tipo de críticas, o le da más importancia a la historia y no te preocupan tanto esas posibles críticas por algún detalle de ambientación o dato histórico? 

Me apasiona la novela histórica, aunque no todas las épocas me atraen igual. Y soy bastante selectivo: sólo me interesan aquellas novelas que respetan tres reglas básicas, que yo mismo me impongo, y que trato de seguir a toda costa: conocer el pasado, comprender el pasado y respetar el pasado. Conocer el pasado exige una profunda investigación previa de la etapa histórica en la que se desarrollará la novela. Comprender el pasado supone no juzgar los comportamientos pasados bajo criterios actuales. Y respetar el pasado significa que la historia no puede cambiar la Historia. Ahora bien, la novela histórica es, en primer lugar, novela, y, por tanto, ficción. Y ahí viene el verdadero dilema de este género: ¿cómo compaginar los hechos históricos y la ficción? Y sólo admite una respuesta: como novelistas, lo importante no es la verdad, sino la verosimilitud, es decir, sin falsear la Historia, debe primar la ficción.

-¿Qué novelas históricas recomendarías a nuestros lectores?

El nombre de la rosa (Umberto Eco), Juliano el Apóstata (Gore Vidal), Yo, Claudio (Robert Graves), Guerra y paz (León Tolstoi) y  Bomarzo (Manuel Mújica Lainez).

-Si pudiera parecerse a un escritor o escritora, Juan Vilches querría parecerse a…

A muchos, pero a cada uno de ellos por algún motivo distinto. Por tanto, no podría decantarme por alguno en concreto. A algunos los admiro por las cosas que cuentan, a otros por la forma en que las cuentan, a otros por su rigor histórico, a otros por su ingenio… En fin, es muy difícil elegir solo a uno.

-¿Cuál es tu novela de cabecera? ¿Y qué estás leyendo actualmente? Por favor, no nos digas nada relativo a tu actividad profesional (risas)

Tengo varias, pero si he de destacar una, elijo, sin lugar a dudas, El último encuentro, de Sándor Márai. Es una maravilla. Y ahora mismo estoy leyendo Vestido de novia.

-¿Qué será lo próximo que leeremos de Juan Vilches? ¿Nos das alguna pista?

Estoy trabajando en una novela sobre los primeros años del anarquismo en España. Espero que guste.


Sergio Remedios

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