'Hamsters', de Diego Fonseca

La búsqueda 'The Irene' en YouTube devuelve un vídeo que promociona apartamentos en alquiler en Chevy Chase, un barrio residencial de Washington DC. Musiquilla irreconocible de fondo e imágenes asépticas del interior de varias habitaciones vacías y de un gimnasio. Este paisaje –artificiosamente deshumanizado por la barita poco mágica del sector inmobiliario– disimula lo que durante décadas fue el hogar, dulce hogar, de una familia extensa de inquilinos satisfechos. 

The Irene es el nombre del edificio, casi un ser vivo que respira y sufre y se termina marchitando como todos, que sirve de pegamento a la historia que Diego Fonseca cuenta en Hamsters (Libros del K.O., 2014). Una Gran Historia confeccionada con las biografías de los vecinos (incluida, a retazos, la del propio autor) que habitaron este inmueble, bautizado con el nombre de la mujer del que fuera su insigne constructor y propietario, Abe Pollin. 

Hamsters es, por encima de todo, la síntesis de un país que se marchita. Las historias cruzadas de un edificio anacrónico ("metáfora de un cambio de época") y de sus habitantes, entre ellos Ingrid, la asistenta que limpiaba el apartamento de Fonseca. Ingrid es guatemalteca y llegó a la capital de EE UU jugándose la vida a través de México. Atrás dejó dos hijos y una vida sin futuro, como una celda de roedor. Dice Fonseca "que el lugar común no es tan vulgar cuando explica una derrota". Ingrid pasó la frontera impulsada por los rescoldos del sueño americano.

Entre Ingrid y Abe Pollin, el fallecido y exitoso hombre de negocios, hijo de inmigrantes, hay una brecha inseparable. Ambos pertenecen a dos épocas diferentes: Pollin fue, hasta que murió en 2006, un ejemplo acabado de que América era una verdadera land of plenty. De la nada hizo un imperio que incluía un equipo de la NBA, otro de fútbol americano y, para lo que nos ocupa, The Irene. Esta vieja señora de hormigón fue vendida tras su muerte por la viuda y pasó a engrosar los balances de una compañía inmobiliaria al uso. Adiós al trato familiar, a la vida comunal, a las chapuzas a deshoras. Hola las circulares ilegibles, los treintañeros trajeados, los muebles de diseño. 

Ingrid Janeth Hernández Aquino no ha tenido tanta suerte. Huyó de la pobreza, como los migrantes de otros siglos, pero al contrario que aquellos no llegó a un país en expansión, hostil pero pujante, abierto a las oportunidades. Ingrid llegó, como dice Fonseca en su libro, a una nación partida en dos, donde la movilidad social es un recuerdo de épocas mejores. Tras deambular por Washington DC, Ingrid dio a parar a The Irene. Encontró trabajo limpiando apartamentos y conoció a Fonseca y su familia. Es allí donde comienza a tomar cuerpo sus historias de pérdidas y huídas, gracias a este periodista argentino, eventual empleador, que se interesa por ellas.

Hamsters es una extensa y estupenda crónica que deseas que no acabe, aunque su final –a medida que de The Irene va mutando su obsolescencia– se presiente como una fatalidad inevitable. Sus pintorescos vecinos, repentinamente avejentados y molestos por las costumbres implantadas por los nuevos propietarios, mueren o se mudan después de décadas de convivencia: no se reconocen donde viven ahora. Los nuevos inquilinos, estudiantes, ejecutivos, personal de alguna de las instituciones internacionales con sede en la capital, se instalan sigilosos y fugaces, ajenos a cualquier sentido más o menos fraterno de comunidad. 

Diego Fonseca ha conseguido con su libro una certera (tierna con frecuencia, amarga a menudo) foto fija de un presente inmerso en una mutación compleja… y que suele pasar desapercibido. Con las lentes de la microhistoria logra delimitar los perfiles difusos de un cambio de era. The Irene, con todo su tejido de recuerdos y su pasado glorioso, es un sólido vestigio de lo que pasa cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Así en la arquitectura como en la vida.


Título: Hamsters
Autor: Diego Fonseca
Editorial: Libros del K.O.
Año de edición: 2014
Tipo de edición: papel
PVP: 16,90 €

Nacho Segurado
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