¿Cómo nació El corazón del caimán?
De una anécdota familiar: una historia de amor que pasó de generación en generación, contada por los descendientes de los protagonistas. Y el secreto que ocultaba esa historia de amor.
¿Qué le llamó la atención de la independencia cubana para ambientar su historia en ella?
Es que, precisamente, la historia de amor de mis tatarabuelos tenía que ver con esa guerra. Y con Cuba. A pesar del tiempo transcurrido, mi familia sigue teniendo un gran vínculo afectivo con la isla. La novela está dedicada a mi abuelo Manolo, cubano y nieto a su vez de los protagonistas, quien me contaba historias y cuentos de su niñez en Santiago de Cuba. Es el “culpable” indirecto de esta historia.
Entre las modas de la novela histórica, de la romántica y las landscape, ¿cómo definiría El corazón del caimán?
No creo haber seguido ninguna moda... Más que nada porque no soy lectora de novela romántica ni de landscape, supongo que tendré que ponerme al día. Respecto a la novela histórica sí, que soy lectora, pero me quedé en aquellas de autores como Robert Graves, Mary Renault o Gore Vidal. No había caído en esto: me parece que como lectora tampoco voy a la moda.
Si tengo que hacer una definición diría que este libro es una novela de las de toda la vida. Por eso la editorial acuñó una nueva colección para poder albergarla: B Novelas. Ignoro si es bueno o malo apartarse de la etiqueta de género pero, como dijo alguien, creo que “una novela es todo aquello que el lector lee como una novela”. En sus manos queda.
Eliges a dos protagonistas femeninas para ambientar una historia ambientada en una guerra y en el final del siglo XIX. ¿Cómo fue la experiencia de ponerse en el pellejo de esas de Ada y Pompeya?
En realidad esta novela no tiene un protagonista principal. Ni siquiera Ada lo es. Considero que los tres personajes principales son Ada, Víctor y Manuel, aunque ella sería el vértice de ese triángulo. Por otro lado, ponerme en la piel de las mujeres de esta historia fue igual que hacerlo en la de los hombres: apasionante. Todos me lo pusieron muy fácil y siempre les estaré agradecida por ello. Les considero ya unos viejos amigos.
¿Cuánto tiempo te llevo preparar esta novela? Imagino que la documentación fue laboriosa.
Pues, aunque no lo parezca, no tanto... Siempre he sido muy aficionada a la Historia y estoy familiarizada con el periodo. Leo mucho ensayo histórico o biográfico como divertimento, sin pensar que pueda ser utilizado en algún proyecto. Por ello me resultaba muy fácil acudir a las fuentes para consultar fechas o nombres o hechos concretos... Tengo mucha de la bibliografía utilizada en los estantes de la librería de mi casa desde hace años. Todos los que escribimos sabemos que documentarse es la parte más divertida. (Y menos comprometida).
Es tu primera novela, pero tú ya eras escritora aunque lo hacías para otro medio como es el audiovisual. ¿Cómo ha sido el salto? ¿Has encontrado muchas diferencias?
No en realidad. Los guionistas somos escritores, como los dramaturgos. Incluso los directores tienen algo de escritores, aunque su labor se plasme en imágenes. Es cierto que son lenguajes distintos, pero como lo pueden ser el teatro y la poesía, y sin embargo, Lope de Vega era un genio en ambas formas de expresión. Esa distinción que remarcas no existe en el mundo anglosajón: son incontables los escritores-guionistas desde la época dorada del cine, ahi tenemos el ejemplo de Faulkner... Hasta llegar a nuestros días con gente como David Simon o George R. Martin. Cualquier dramaturgo o escritor puede ir a Hollywood a trabajar y luego volver a los escenarios o a la Literatura.
Últimamente estamos viendo a muchos guionistas seguir este camino. Pienso en Jorge Díaz, Nacho Cabana, Virginia Yagüe y algunos más… ¿Por qué crees que está ocurriendo esto?
Por necesidad de seguir contando, aunque cada cual tendrá sus motivos. Cada vez resulta más difícil sacar adelante un proyecto audiovisual, mucho más cuando el proyecto es ambicioso o caro, o se sale de la moda imperante. Pero me remito de nuevo a la tradición anglosajona: no es tan distinto dedicarse al cine o a la literatura, el paso es muy natural, aunque exigen el conocimiento de técnicas distintas.
¿Cómo es Pilar Ruiz como escritora? ¿Es muy planificadora? ¿Escribe dejándose llevar o tiene muy claro todos los detalles de su historia antes de ponerse a escribir?
Sí y no: mi costumbre, (posiblemente por mi formación en el teatro y en el cine) es tener una estructura muy cerrada, sobre todo cuando hay juegos temporales como en el caso de El corazón del caimán. También creo un perfil de los personajes que aparecerán, cómo y cuando. Son los cimientos de la obra, y sin eso siento que el edificio podría venirse abajo. Pero una vez que tengo ese trabajo hecho (lo más duro) me dejo llevar por la dinámica de la narración, y si tengo que cambiar o rectificar algo, lo hago... Mandan entonces los personajes, su carácter y sus situaciones: cuando han crecido narrativamente ya no puedo “obligarles” a hacer cosas que no quieren, me llevan ellos.
Si pudiera parecerse a un escritor o escritora, Pilar Ruiz querría parecerse a…
¡Es muy difícil elegir! Querría parecerme a los que me hacen emocionarme hasta el tuétano, y son muchos. Pero citaré a algunos que son referentes de El corazón del caimán: Conrad, Melville, Kipling, Flaubert, Dickens, Galdós, Clarín, Valle... Cuando voy a poner un adjetivo pienso en ellos, y en cómo me regañarían si no sigo sus consejos... Soy consciente de que me pongo el listón muy alto, pero eso hace que sea más exigente conmigo misma. Supongo que es algo propio de todos los autores: nunca estar contentos del todo y trabajar mucho para intentar mejorar; es decir, para lograr ser tan buenos como aquellos que admiramos. Aunque nunca lo consigamos.
¿Y como lectora?
Eso es distinto. Leo de todo. Como decía antes, mucho ensayo histórico y literario, teoría cinematográfica, biografías... Novela también, aunque algo menos. Y me gusta mucho releer. A veces cojo un libro ya leído y lo abro por cualquier parte, al azar. Lo hago, por ejemplo, con El Quijote, para mí una verdadera biblia. Tengo una vieja edición de Aguilar, heredada y en papel cebolla que adoro.
El corazón del caimán les gustará a lectores que disfrutaron con…
... Con los libros de aventuras y los clásicos del XIX, por ejemplo. Y a los que amen el cine y la literatura en general.
¿Nos podría recomendar un libro ambientado o escrito en Cuba?
Desde luego: mi favorito es El siglo de las Luces, de Alejo Carpentier. Una maravilla que recomiendo vivamente.
¿Cuál es su novela de cabecera? ¿Y qué se está leyendo actualmente?
El Quijote, sin duda. Suelo leer varios libros a la vez, pero ahora estoy metida de lleno en un ensayo de Eugenio Trías llamado El hilo de la verdad; una especie de “diálogo” filosófico con distintas obras de arte, entre otras Ciudadano Kane, de Orson Welles. Soy fanática de Trías desde hace muchos años, desde que leí Lo bello y lo siniestro. Me marcó. Su muerte supone una gran pérdida para la cultura de este país.
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