El protagonista de esta historia regresa 40 años después a su casa de toda la vida. Allí, cuando contaba siete años, vivió una serie de acontecimientos que lo marcaron, pero que han quedado desdibujados en el recuerdo. El regreso le hace comenzar a recordar aquel mágico tiempo que comenzó con un hombre que se suicidó en el coche de su padre y con su encuentro con tres enigmáticas vecinas.
Gaiman escribe de manera muy evocadora una historia donde la magia y la cotidianidad se entrelazan como sólo pueden hacerlo en la mente de un niño. Los avatares fantásticos saltan de la esfera infantil enlazando con la vida real y marcando las relaciones familiares, sobre todo entre padre e hijo. ¿Es el recuerdo mágico con el que la mente infantil explica sus traumas? El autor se rebela como un mago al hacer que la magia y la fantasía inunden toda la narración de una manera muy natural. Te cala y te sientes identificado con el narrador y respiras al descubrir, como ese niño que es el narrador, que quizá la magia siempre está ahí, pero sólo cuando somos niños la podemos tocar.
Muy buenos personajes (alejados de los maniqueísmos clásicos del género), un estilo humano y cercano para esta pequeña gran historia. No quiero desvelar más, disfrutadla.
David Yagüe
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Traductor: Mónica Faerna
Editorial: Roca Editorial
Año de edición: 2013
Editorial: Roca Editorial
Año de edición: 2013
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