Nadie avisa a una puta porque nadie se espera que procure más servicios que su servicio. El decágono de la prostitución: sordidez, pobreza, trata, soledad, alegalidad, abuso, peligro, estigma, clandestinidad, lujo. Si se lanza el dado sobre el tapete la suma de sus lados es el libro de Samanta Villar. Nadie avisa a una puta (Libros del K.O., 2015) es una colección de cachitos de la vida de un grupo de mujeres prostitutas de diferentes ámbitos, edades, nacionalidades, estratos sociales y modos de afrontar la ¿profesión?
Biografías forjadas en intercambios efímeros, donde nada, ni el dinero rápido, resulta sencillo. Quizá la mayor virtud del libro de Samanta Villar sea el tacto fieramente humano que envuelve los relatos. No hay moralina, ni tópicos, ni sentimentalismo. Tampoco hay más pudor del necesario ni más cercanía que la periodísticamente deseable (el morbo no es una opción narrativa). El libro es exquisito y abierto: un fresco donde el lector no se ve a cada línea obligado a comulgar ni a indignarse.
De las siete historias que componen el libro, quizá la primera sea la más acabada de todas. Tanto por el tema –los servicios sexuales a discapacitados– como por la fuerza (tiene trazos de heroína moderna) de la protagonista. Hay en ella provocación (“¿Profesión? Yo soy prostituta”), rotundidad (“Si no hubiera miseria, habría menos prostitutas. Pero si no hubiera estigma, habría muchas más”) y delicadeza (“A veces Monste afloja, se estira a su lado, les coge la mano y espera con palabras de calma”). "Asistenta sexual" y no escort, le pide a la periodista que escriba. Pionera.
Prácticamente a todos los que les he comentado que estaba leyendo el libro me han remitido a los programas de Samanta Villar. Sus celebrados 21 días. Los conocía de oídas, pero nunca había visto ninguno. Son dos maneras de narrar diferentes. En los documentales en primera persona con la cámara, el protagonismo de la reportera excesivo. La elección es arriesgada y le permite traspasar barreras de otro modo infranqueables, sin duda, pero su presencia continua desvía en exceso el foco de las historias hacia ella.
Por el contrario, en los textos que componen el libro, opera prima de Samanta Villar, el primer plano de la cámara se sustituye por una adjetivación cotidiana, precisa, que revela sin exhibicionismo, que normaliza sin recurrir al fetichismo de las imágenes del que suele abusar la televisión. Por momentos, en ciertos diálogos, las mujeres se abren a la periodista de una forma emocionante y naturalísima. Y es en ese preciso momento cuando el dado desvela nuevas –mejores– caras: nostalgia, cariño, amor...
Título: Nadie avisa a una puta
Autor: Samanta Villar
Editorial: Libros del K.O.
Año de edición: 2015
Tipo de edición: papel
PVP: 15,90 euros
Nacho Segurado
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