Luis Guerra: "Todos sabemos que no hay nada más manipulable que la historia"

Tras Los dioses de Berlín (Alcalá, 2013, de la que ya nos habló en otra entrevista), el escritor Luis Guerra vuelve a su tema favorito -la alemania nazi- y a su cóctel preferido -la mezcla de intriga y historia- con su nueva novela El verdugo de la Gestapo (Nowtilus, 2015). El autor ha tenido la gentileza de pasarse por este blog para responder a nuestras preguntas sobre su novela...

Estudioso del Tercer Reich, bloguero y escritor, tras Los dioses de Berlín, su primera novela, regresa a la mezcla de nazismo y policiaco. ¿Va a ser su género como escritor?

Es sin duda el género y la época en los que me encuentro más cómodo, pero nunca descarto otro género ni otra ambientación, pero de momento seguiremos con el Tercer Reich. Es una época que despierta la imaginación y las posibilidades.

Comparando aquella Los dioses de Berlín y ésta El Verdugo de la Gestapo,  una diferencia que salta a la vista es la utilización de la primera persona. ¿Se mete en las botas del monstruo?

En efecto, eso es lo que busco con narrar en primera persona. Es cierto que es una técnica narrativa que tiene sus limitaciones, no se puede contar lo que está sucediendo en la habitación de al lado, pero a su vez permite centrarse en lo que está ocurriendo dentro del protagonista, en sus pensamientos. Así conocemos  sus dudas, temores, y ambiciones. 

¿Por qué eligió centrar esta novela en la Gestapo?

Es la organización nacionalsocialista por antonomasia. Cuando alguien piensa en una organización cuyos actos están repletos de infamia le salta a la cabeza siempre el mismo nombre: la Gestapo. He querido mostrar el ambiente que se vivía en esa época desde dentro del monstruo.

Su personaje Peter Berger, agente de la Gestapo, inicia la historia sin memoria. ¿No hay nada más terrorífico que ver cómo el propio terror toma consciencia de sí mismo?

Así es, no hay nada peor que comprobar cómo el pasado no se puede modificar y menos aún librarse de él. El protagonista es un lienzo en blanco que va descubriendo sus actos pasados con el aturdimiento de alguien que no comprende su comportamiento. Su yo actual se encuentra con un pasado que le atropella.

Aunque parece que está hasta en la sopa (aniversarios, cine, literatura), ¿cree que la gente en general conocemos adecuadamente la historia contemporánea?

En absoluto, la historia que se conoce a primera vista está llena de tópicos y mentiras que están instaladas en la sociedad. Hay que indagar y documentarse mucho para llegar a atisbar lo que realmente sucedió, y no me estoy refiriendo solo a la época del Tercer Reich. Hay varios  ejemplos que puede parecer una nimiedad, pero que son un síntoma de ese desconocimiento. Uno está cansado de oír que Hitler era bajo y siempre se habla del síndrome de Napoleón y Hitler como el de personas pequeñas que necesitan reafirmarse por un complejo de inferioridad derivado de la baja estatura. Pues bien, Hitler medía 175 cm, que es la estatura media de los españoles en la actualidad. Y ya que decir de Napoleón, los últimos estudios (usando su cadáver) dicen que media 168 cm. La media nacional en Francia en esa época era de  164 cm. Así que hay un síndrome denominado de Napoleón que es erróneo. Si eso sucede con algo tan poco importante que no ocurre con cuestiones más relevantes.

Al acercarse a la historia en sus novelas, ¿siente vértigo por la necesidad de ser extremadamente riguroso con ella?

Intento cuidar los detalles al máximo y por supuesto que la documentación es muy importante para que todo sea históricamente verídico. Pero no solo me quedo en la historia, en El verdugo de la Gestapo tiene un destacado papel la situación psicológica del protagonista. Para describir bien las fases por las que transita Peter Berger he tenido la estimable ayuda de la psicóloga jefe del hospital de Basurto de Bilbao.

¿Qué opina del concepto de memoria histórica y de los debates que en España y en Europa están provocando?

La historia  debe ser estudiada y por encima de todo conocida. Pero todos sabemos que no hay nada más manipulable que la historia. Es entonces cuando hay que tener cuidado, no solo quedarse con un lado de la historia. Hay que conocer todas las versiones y leer mucho. Esa es siempre la clave y la solución; leer. Como decían en un famoso programa de televisión de los años 80 “no seas borrego y lee”

Hace poco, en una serie de televisión, escuché esta frase: “Todos llevamos una novela dentro. Lo difícil es escribir la segunda”. Tras escribir El verdugo de la Gestapo, ¿está de acuerdo?

Es cierto que hay una presión añadida al intentar escribir el segundo libro, ya que el escritor quiere demostrarse a sí mismo que no ha sido flor de un día. Lo que no creo es que todo el mundo lleve una novela dentro, o por lo menos que sea interesante.

Como escritor, ¿qué diferencias tuvo a la hora de escribir cada uno?

La confianza, cuando escribí el primer libro siempre me quedaba la duda de saber si lo que estaba escribiendo era bueno o no. Tenía miedo de ser como ese concursante de los programas de canciones que va a la audición previa pensando que sabe cantar y cuando lo hace recibe las más fieras críticas ya que su voz hace sangrar los oídos. Al iniciar el segundo libro por lo menos tenía un poco de confianza en mi labor como escritor, aunque siempre queda la duda de no ser lo suficientemente bueno.

Sin embargo, algo debe tener, porque en plena crisis ha publicado  dos novelas…

Eso espero, tener algo que atraiga a los lectores. En cuanto la crisis es cierto que se está cebando duramente en el mundo editorial, pero siempre hay que intentarlo. Una vez un gran amigo y gran escritor me dijo que para conseguir algo en el mundo literario había que tener las tres tés: Tenacidad, Trabajo y Talento, siendo el talento la que menos peso tiene en esa ecuación. Que las musas te encuentren trabajando

¿Habrá más? ¿Está escribiendo alguna?

Escribir siempre, lo de conseguir publicar es lo complicado.

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