Hay escritores que por distintos
azares desaparecieron de las librerías y un día vuelven a ellas... y a las mesitas de
noche. Son normalmente los mejores. En España ha pasado con Chávez Nogales,
como bien decía hace poco David en su reseña de A sangre y fuego. Y ha pasado también con Julio Camba. Así es que hoy
asistimos a una rehabilitación gozosa del Camba periodista, de su modernidad
como prosista más allá de su reconocido (¡hasta por sus enemigos!) ingenio y humorismo.
Camba se parece a nosotros por lo
inestable de su condición de escritor. Porque escribía, y era consciente de ello, a regañadientes, como un
genio perezoso que va dosificando sus perlas según va necesitando el dinero.
Camba, a pesar de esa imagen final de pancista del franquismo, de solitario huésped
durante décadas de la habitación 383 del Hotel Palace, era un tipo fragmentario, desapasionado, irónico y
esquivo. Justo lo que hoy se lleva: lo más parecido a nuestra naturaleza de
individuos del siglo XXI.
Yo leí mucho a Camba hace unos años,
cuando aún no estaba de moda releerlo. En ediciones baratísimas y amarillentas de Espasa-Calpe me
bebí todos sus artículos, precisos y medidos (que no meditados), como trazados a escuadra y
cartabón. Todos, en el fondo, son iguales. Iguales en extensión, sus célebres
cuartillas, y también iguales en el fondo antiretórico que emana de ellos; da
igual que hablara de asuntos graves, como la República o la moneda: siempre
encontraba una forma de desacralizarlos hasta el tuétano.
Estos días ha caído en mis manos
sus dos únicas novelas. Como era de esperar, son novelas escritas a disgusto. Novelitas de quien sabe que nunca volverá a escribir ninguna (y ni ganas). Ambas
han sido publicadas en 2014 por Ediciones del Viento en un solo y primoroso
volumen, El destierro y El matrimonio de Restrepo. La primera
no es sino su dulcificada autobiografía de cuando vivió en Argentina, como un
anarquista cándido. En ella narra sus peripecias en el gran Buenos Aires, el ingenuo clima de juvenil jolgorio revolucionario, su detención y su
postrera expulsión a España.
La segunda, El matrimonio de Restrepo, es como indicó su sorprendido editor de entonces "un prólogo de novelas futuras". Una obrita satírica, en la que un novelista
regio, muy comprado pero nada leído, cae en la melancolía total porque ve que
el mundo gira al revés de sus intereses. Se trata de una novela impía,
crítica con la imaginación y el psicologismo literario de la época, y
también con la obsesión por la escritura engolada y trascendente que tanto
sacaba de quicio a Don Julio.
Lo mejor de Camba es y seguirá
siendo su articulismo, esto no va a cambiar jamás. Tampoco va a cambiar su fama
de golfo de buen comer, de moralista desapegado y de vividor. Camba no es Chávez Nogales. Es peor, mucho peor. No se
comprometió con nada en el mundo (más que consigo mismo, y a veces ni eso) y todo lo que
escribió tiene un aire frívolo que si no se está preparado puede llegar a
empachar. Pero Camba, tomado seriamente, es mejor que muchos. Ya entonces y
también ahora.
Título: El destierro y el matrimonio de Restrepo
Autor: Julio Camba
Editorial: Ediciones del Viento
Año de edición: 2014
Tipo de edición: papel
PVP: 14,95 €
Nacho Segurado
Sígueme en Twitter @nemosegu
Sigue a Best Seller Español en Twitter y Facebook.
Título: El destierro y el matrimonio de Restrepo
Autor: Julio Camba
Editorial: Ediciones del Viento
Año de edición: 2014
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