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jueves, 5 de junio de 2014

El peso de la responsabilidad, de Tony Judt



La figura del intelectual outsider sobrevive hoy moralmente intacta al recordar un siglo, el XX, caracterizado por el engañoso compromiso político, que en países como Francia alcanzó cotas de delirio generacional. El peso de la responsabilidad (Taurus, 2014), el último libro de Tony Judt –póstumo en español–, trata sobre tres de estos excepcionales intellos parisinos que dedicaron su vida, su obra y su talento a decir la verdad. 

A muchos de los que hoy citan argumentos de Judt para lustrar alguna discusión de izquierdas, quizá les sorprenda que el gran historiador británico –por encima de todo lo demás, eso es lo que fue– glose de una forma tan favorable la trayectoria de escritores como Raymond Aron, uno de los tres biografiados, junto con Léon Blum y Albert Camus

La defensa honesta e inteligentísima de la socialdemocracia en Europa que hizo Judt en sus últimos años de vida –antes de faro moral había sido muchas otras cosas, él mismo lo contó: interrogador judío, sionista de Cambridge, moralista estadounidense– no es incompatible con la herencia cultural recibida de intelectuales que han sido injustamente monopolizados por la derecha, como el mismo Aron. 

Judt, como el autor del Opio de los intelectuales, era de origen judío. Un judío asimilado. Y como Aron pertenecía a la misma tradición de pensamiento, aquella izquierda perdida, liberal e ilustrada (ni marxistoide ni posmoderna), que en España representarían –avant la lettre– escritores como Fernando Savater, Rafael Sánchez-Ferlosio o Jorge Semprún.

Judt escribió muchísimo sobre la historia reciente de Francia (su tesis doctoral versa sobre el socialismo en Provenza) y siempre con una vehemencia crítica inaudita y por momentos agridulce (vivió en París parte de su juventud y allí aprendió a despreciar las ideas, entre otros, de Althusser). La Francia Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir era, en la prosa de Judt, imperfecta, autocomplaciente, inconsciente –por su apoyo al comunismo– y moralmente beocia.

"Este libro trata de tres franceses que vivieron y escribieron a contracorriente de tres épocas de irresponsabilidad. Fueron tres hombres muy diferentes y les hubiera sorprendido pensar en ellos mismos como un grupo, pero tenían algo muy característico en común", escribe Judt. El pegamento que retrospectivamente les une fue la "incomodidad" que suscitaron en sus contemporáneos, de los que recibieron odios, burlas y sospechas. Luchar contra el bando enemigo, pero también contra el naturalmente propio, les condujo a una soledad manifiesta, a un silencio incómodo e injusto.

Además de como una forma de acercamiento a la historia cultural y política del siglo pasado, este último libro se puede leer en clave íntima. De algún modo, y así se encargó de dejarlo escrito en los libros postreros, cuando ya enfermo reflexionaba sobre su propia trayectoria vital como historiador, Judt se sentía un outsider, un heterodoxo de la Historia.

Fue un estudiante modelo, un académico intachable, pero también un historiador a contracorriente de lo que se estilaba en las décadas finales de siglo. Su interés por el Este de Europa, su defensa de la socialdemocracia y su desprecio intelectual a las nuevas modas identitarias de la izquierda, le hicieron un tipo sospechoso. Solo ahora, tras su muerte, como pasó con sus biografíados, brilla su magisterio.

Título: El peso de la responsabilidad
Autor: Tony Judt
Editorial: Taurus
Año de edición: 2014
Tipo de edición: papel
PVP: 19 €

Nacho Segurado
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